Alesia

Así empezará a escribirse de nuevo el libro que, hundido en el polvo, esperará siempre ver la luz a través de los ojos de la esperanza. Pramius Sérival ¡Vaya día que habían escogido para casarse! Desde que salieron de Dijon, esa mañana, no había dejado de llover. Ahora ya era de noche y la carretera apenas se veía más allá de cuatro o cinco metros por delante del coche. ¿Cuánto faltaría para llegar a Semur? Seguir leyendo …