Missy

Me llamo Gustavo. Tengo una gatita blanca, mediana, de ojos azules. Duerme en mi cama, y a veces noto que me observa con su mirada que, distinta de otros gatos, no es indiferente sino dulce, y a la vez, inquisitiva.

Así estaba esa noche, como otras, mirándole a sus ojitos azules, aunque dicen que eso no es muy bueno y, casi sin acomodarme, me dormí.

 

* * *

Gus, ¡eh, Gus!… ¡Mrrrau!… No hay caso, ya se durmió. Yo soy Missy, la gatita en mención. A veces, cuando Gus, mi amo, se duerme mirándome, se da una transferencia por unos momentos y parte de su mente penetra mi pequeño cerebro. Me dan mareos, pero logro captar algunas cositas, si bien luego las olvido. Solo dura unos momentos. Cuando entra en sueño profundo, desaparece todo.Missy - Nueva Acrópolis

Gus gusta de leer cosas extrañas, en ellas dice que todo evoluciona, y que algún día mis patitas serán manos; yo presiento algo así por momentos, y me siento muy cerca de él, lo quiero muchísimo. Cuando era chiquitita, me arrojaron lejos de mi madre, a la calle; viví días desesperados, sin dormir ni comer, muerta de frio y de miedo, alejándome de los humanos, hasta que pasó él, caminando cerca del auto en el que me hallaba escondida. Sentí que él era diferente y, estaba tan aterrada y hambrienta, que ya no me importaba más que sobrevivir como sea. Me acerqué y di un pequeñísimo MIAU.  Me escuchó, porque se detuvo, se agachó y me vio. Corrí a esconderme, y dijo: «Al regreso te recojo». Se fue, pero volvió casi enseguida y dijo: «No, ya me ha pasado otras veces. Cuando vuelvo, ya no está el gatito y nunca más lo veo. Es ahora…».

Se inclinó y me tomó en sus brazos. Yo me dejé agarrar y sentí el calor de esas manos en las cuales cabía mi aterido cuerpecito. Así, sucia, hueso y pellejo, me llevó, y me tuvo encerrada por unos días, con bañito, comida, leche y agua, hasta que me acostumbré y lo adopté, saliendo contenta con mi colita enhiesta cada vez que entraba a verme. Poco a poco, me mostró mi nueva casa y pasé a su dormitorio, donde aún sigo…

Gus lee cosas muy extrañas. En ellas hablan de un señor Leonardo da Vinci, creo, que decía que los gatos somos un milagro de la naturaleza. En realidad, ese señor, así sea muy antiguo, tenía toda la razón; mis congéneres gatos también lo apreciaban mucho, si bien se bañaba poco, su olor era algo “distinguido”, y gustaba de disecarlos. En fin, la cosa es que ciertamente gozamos de algunos privilegios respecto a otras especies y a la especie humana en especial. Nuestra capacidad olfativa es extraordinaria; podemos gustar los olores con un sentido adicional que se activa cuando olemos algo y a la vez abrimos ligeramente el hocico. Vemos seis veces más y la menor penumbra para nosotros es suficiente para ver claro, si bien en la oscuridad total no vemos nada, pero ahí, nuestros bigotes, oído y patitas son como ojos y oídos adicionales. Nos equilibramos con la cola y, si caemos, adoptamos una posición de paracaídas, aminorando el impacto.

Pero todo lo cambiaría por ser como él. Mientras tanto, nada vale más que estar a su lado, aunque a veces no me comprende y cree que soy demasiado zalamera, pero, ¿cómo expresarle mi amor? Cuando le he traído algún tesoro, un ratoncito que logré cazar con mucho esfuerzo y paciencia, no me lo recibe ni se lo come; y si es un pajarito, se molesta mucho y hasta quiere llorar… ¿Qué le puedo regalar?

Gus me da tanto… No se da cuenta que lo espero mucho antes que llegue a casa pues mi percepción de las cosas va más allá de lo que él podría entender. Le saludo, pero se sorprende que, de inmediato, me de vuelta y me vaya… Así somos los gatitos, una vez que vemos que llegó bien, ya estamos tranquilos y nos vamos.

Nueva Acrópolis - MissyA veces se despide de mí, a veces se olvida porque cree que estoy dormida, pero me contengo porque si le maúllo se siente apenado de dejarme. ¡Cuánto me gustaría acompañarle a donde vaya!, pero la calle me asusta mucho y hay demasiada gente mala. Los otros gatos me cuentan que una vez Gus tuvo un gatito al cual acostumbró a llevarlo en el auto a todos lados, ¡qué felicidad sería esa!, ¿no?

Me asusté mucho cuando me llevó a que me operen, no tengo gatitos por ello y vivo totalmente tranquila, dedicada a él únicamente. Él es mi centro, mi orgullo y mi sol. Muchas veces él cree que duermo, pero le estoy observando sin que lo note. Veo todo lo que hace y aun siento lo que piensa, al menos en su parte de emociones y estado de ánimo. Sé que le alegra verme y tenerme cerca y eso me llena de una inmensa dicha y gratitud. Me pregunto, ¿qué más podría pedir? Nada, sólo agradecer a Dios que me mantenga siempre junto a él. Sé que tengo muchos hermanos gatos con quienes comparte su cariño y cuidados, somos ocho, pero, yo soy la primera, la que más quiere.

Ya está mi amo entrando en sueño profundo, y todo se me empieza a borrar. Será hasta otra vez…

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