Voz de silencio
Palmira, la vieja, se encorvó lentamente hacia la derecha, y pasó la mano oscura, trémula y rugosa, de uñas estriadas, por el lomo peludo del gato. Hubo un breve ronroneo de placer o, a lo mejor, de simple gratitud odiosa, y ella sonrió ligeramente. Era un ser al que con seguridad la edad había tornado lento y también indiferente, era posible, al mundo que lo rodeaba, con excepción quizás de algunas cosas, muy pocas y Seguir leyendo …